Como gran admirador de Sherlock Holmes, en todas sus versiones, libros, dibujos (desde que era muy pequeño), películas o series siempre he envidiado su capacidad de observación y deducción. A menudo intento adivinar la situación de la persona que se sienta a mi lado en el metro, autobús o en la sala de espera del médico. ¿De dónde viene? ¿A qué se dedica?… No lo he conseguido.
Según un estudio de los neurocientíficos de las Universidades de Nueva York y Harvard se tarda tan solo 7 segundos en formarte la primera impresión de una persona. ¿7 segundos?… ¡Ni Sherlock Holmes!
En esos primeros 7 segundos hacemos un juicio de valor en base a su nivel económico, educativo, su competencia, honestidad, confianza y credibilidad, su nivel de sofisticación, su integridad, su grado de éxito, su religión e ideas políticas, adivinamos su ética personal y, por supuesto, su atractivo social y profesional. Ni más ni menos.
¿Y qué genera esa primera impresión? Su apariencia (en un 55%), lo que dice (7%), las experiencias que hemos tenido previamente con personas de similares características (26%) y la intuición (12%).
En definitiva, nuestra imagen y lo que decimos configuran el 62% de la impresión que se llevará nuestro interlocutor, y eso, podemos controlarlo.
Tenemos que perder el miedo a cuidar nuestra imagen porque de ella depende en gran medida la primera impresión. No es exclusiva del mundo de la moda o la publicidad y no es algo neutro. Partiendo de la afirmación de que todo comunica y todos comunicamos no hay que olvidar que la imagen de un centro o institución depende de la arquitectura de nuestro centro, de los carteles, de los logotipos, de los folletos, de las cartas, pero también de la imagen de las personas que forman la institución.
La psicóloga Amy Cuddy nos cuenta en una de sus charlas TED cómo el lenguaje no verbal puede ser definitivo a la hora de formar esa primera impresión o de conseguir un trabajo. No hay que olvidar que tenemos solo 7 segundos y según la frase atribuida a Oscar Wilde “No hay segundas oportunidades para una primera impresión”.
¿Eso es cierto? ¿No hay segundas oportunidades?… Yo creo que sí. Junto a Holmes estaba Watson, menos intuitivo, más reflexivo. Sus opiniones eran fruto de sus experiencias, de un conocimiento mayor de las situaciones y las personas.
Ya lo decían en la Bella y Bestia: “la belleza está en el interior” y por eso no nos vale solo la primera impresión. ¿Somos capaces de afirmar cómo educa un centro en tan solo 7 segundos? Creo que no. A veces las primeras impresiones no son del todo certeras. Tenemos claros ejemplos en el mundo de la música. Los ochenteros recordaremos a Mili Vanilli, esos guapos cantantes que eran solo guapos y no cantantes o más recientemente el sonadísimo caso de Susan Boyle, esa ama de casa que sorprendió con una increíble voz en el concurso Got Talent. No todo es lo que parece. No todos son lo que parecen.
Son las segundas impresiones las que pueden fijar un compromiso y conseguir una fidelización mayor. No podemos descuidar ni un minuto nuestra imagen corporativa. La primera impresión cuenta, pero también la segunda y la tercera. Organizar la comunicación de nuestra institución y concederle la importancia que merece nos ayudará a llegar a mucha más gente, a generar esa parte de experiencia positiva que conforma las impresiones de otros. Contar con la experiencia de profesionales que nos ayuden a definir nuestra imagen, renovar o actualizar nuestro logotipo y sobre todo, tener un manual de imagen corporativa, conseguirá que nuestro centro o institución enamore a primera vista y consiga la fidelidad que merecen las cosas bien hechas.
No tengas miedo, decide tu imagen, sin apariencias ni falsas modestias. Sé transparente y hazla visible. Es la personalidad del centro y tiene que estar presente en todas partes. Solo así conseguirás mantener la confianza, la credibilidad de la sociedad y ser evangélica y socialmente significativo.
Solo así lograrás impresionar a la vez a Sherlock Holmes y a Watson. ¿Qué más podemos decir? Elemental. Simplemente elemental.
Alberto Mayoral
@albertomayoral