Hace un mes comentaba con mis compañeros el lanzamiento del nuevo vídeo de Bombai con motivo del Día Nacional del Niño Hospitalizado (13 de mayo). Un día nacido de la iniciativa de la Fundación Atresmedia junto a las fundaciones Abracadabra, Aladina, Menudos corazones, Pequeño Deseo y Theodora, la Asociación Española contra el Cáncer y la Federación Española de Padres de Niños con Cáncer, a las que se han sumado actualmente 14 entidades más.

La idea era sensibilizar sobre las consecuencias que la hospitalización puede tener en los niños y poner en valor los esfuerzos de humanización que día a día los profesionales sanitarios hacen en los hospitales y áreas pediátricas. Para ello, desde 2015, se hacen lanzamientos masivos de besos en las puertas de más de 180 hospitales de toda España. El primer año, la cantante española Conchita creo y cedió los derechos de su canción, “Un beso redondo” y favoreció la creación de la plataforma http://www.telanzounbeso.com/ para contagiar del poder de los besos.

Hace unas semanas fui uno de esos padres con una niña hospitalizada y pude comprobar la importancia de los besos de los que hablan esas canciones que desde hace dos años nos ayudan a sensibilizarnos sobre la atención y mimo que requieren los niños hospitalizados.

Compartimos habitación con Yi Yang (o algo así). Tiene la misma edad que mi hija pero no la misma suerte. Sus padres no podían acompañarla y se pasaba la mayor parte del día sola. Esos días estaba un poco más contenta ¡tenía compañera de habitación! Nosotros ya estamos en casa, ha sido una hospitalización muy corta, pero Yi Yang sigue allí y un montón de niños también. Padres, enfermeras, auxiliares y médicos se preocupan de que su estancia sea lo más llevadera posible, de que puedan asistir al “colegio del hospital”, jugar en la ludoteca o disfrutar de un concierto.

¿Y por qué hablo de todo esto? ¿Por qué en un blog de educación?…
La respuesta es sencilla, desde ese día creo en el contagio del poder de los besos. Y no solo yo, un montón de centros educativos españoles también lo han creído y han creado vídeos para reforzar este sentimiento. Uno de ellos, el Colegio Sagrada Familia de Madrid ha dado un paso más. Ha conseguido que todos sus alumnos de Primaria estén junto a los “besos redondos” de Conchita y al “Mar de besos” de Bombai en el canal que el hospital tiene en todas sus habitaciones. Por primera vez en muchos años, los besos consiguieron desbancar a Bob Esponja y a la Patrulla canina y todos los que estábamos en la habitación cantábamos y lanzábamos besos. Todavía hoy, semanas después, seguimos tarareando la canción “besos” y recordando a todos esos alumnos que lanzaban pelotas y globos y a Yi Yang, que apenas hablaba español, pero consiguió aprenderse la letra de la canción casi de memoria.

Mi propósito con este post es solo uno: animar a los centros a descolocar las aulas, a bailar, a cantar, a bajar al patio, a ponerse pelucas, a lanzar besos y a hacer ver a sus alumnos la suerte que tienen de poder acudir a clase, tener una buena educación, una buena salud y una familia que cuida de ellos.

Al salir del hospital mi hija me dijo: “gracias por cuidar de mí”. Y lo dijo porque fue consciente de que era muy afortunada. Y nosotros por aprender de ella, muchísimo más.

@albertomayoral