«Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era una soledad caótica y las tinieblas cubrían el abismo, mientras el espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas”. Gn 1, 1-2
Muchos de los que estáis leyendo estas líneas no habéis terminado de cerrar un curso escolar y ya habéis tenido que reiniciar otro marcado por los escenarios, las distancias de seguridad, el personal vulnerable, los grupos estables de convivencia, promesas infinitas de espacios y docentes extra, horarios sin cerrar a estas alturas de septiembre, medición de temperaturas, lavar las manos, perder PT, AL, refuerzos, aulas enlace… La verdad es que no nos imaginamos a un Jesús lanzando a lo lejos hidrogel a la hemorroísa, midiendo la casa de Zaqueo por si cumplía las medidas de seguridad o repartiendo termómetros a los discípulos diciendo: tomadles vosotros la temperatura y si podéis hacedles llegar un tupper para que coman todos.
Nos preguntamos entonces, ¿qué haría hoy Él? En Escuelas Católicas no nos cuesta imaginarlo en algún equipo directivo pasando la noche en vela, siendo tutor con miles de interrogantes, atendiendo a todos, siendo miembro discreto del PAS, limpiando con cariño cada WC…
Seguro que hoy leería con atención cada nueva normativa, indicación, escenario, dificultad… Hoy Jesús lo convertiría todo en oportunidad y sacaría lo mejor ocupando su posición de servicio y sacando lo mejor de los miembros de cada comunidad educativa.
Si queremos continuar siendo alternativa y centros de referencia tenemos que dar respuesta de calidad a toda la amalgama de protocolos añadiendo la profunda convicción y diligencia que nos caracteriza, pero con la sonrisa, aunque sea escondida, que fluye de nuestro carácter propio.
Que nuestros alumnos no pueden compartir material: ¿qué tal si comparten tiempo y generosidad? Que no podemos vernos todos: ¿y si nos escuchamos desde el corazón? Si nos agobian las mascarillas: ¿por qué no fijarnos en el color e intensidad que hay detrás de una mirada? Si alguna de nuestras familias pasa hambre, está confinada en bajos sin ventilación y se aglomeran como ovejas sin pastor con décimas en la calle… ¿Cómo generar una red solidaria que vaya de corazón a corazón y provoque consuelo, encuentro, esperanza…?
A vosotros que estáis leyendo estas líneas y no habéis tenido una vuelta al cole porque más bien ha sido un suma y sigue.
A vosotros que continuáis empujando espacios llenos de VIDA.
A vosotros que estáis llenos de dudas y todo parecen dificultades.
Desde el Departamento de Pastoral de EC queremos poneros altavoz y decir con alegría que es Él quien nos empuja, alienta, aletea y da fuerza diaria. Él está en medio de todo y de todos. Ahora solo nos toca hacerle presente y sentir en cada acción y palabra que demos que Él… vio que todo era muy bueno.
GRACIAS Y ADELANTE.
Nieves Arce
Dolors García
Carlos del Valle
Departamento de Pastoral de Escuelas Católicas