Con los matices que aportan los distintos carismas, con las especificidades de cada una de nuestras espiritualidades, podríamos decir que nuestros colegios nacen para mejorar la vida de las personas y del entorno en el que nos encontramos. ¿Y ante esto, qué hacemos? Es una pregunta que tenemos siempre presente y que condiciona nuestra manera de estar en el mundo, contemplativos ante la realidad y dispuestos a entrar en acción. Y en el centro siempre, la persona y su desarrollo integral a través de una educación en valores, ayudando a nuestro alumnado a crecer en autonomía, creatividad y compromiso.
En las últimas décadas hemos ido incorporando a la vida escolar los retos de la Ecología Integral: primero fueron los Objetivos del Milenio, después la Agenda 21 escolar y actualmente la Agenda 2030.
La pandemia nos impactó, como a todos, y en los últimos cursos nos hicimos conscientes de dos aspectos que nos inquietaban y cuestionaban. Por un lado durante los meses de confinamiento estricto, mientras las personas estábamos en casa, sin intervenir en el medio, todos nos sorprendimos de la extraordinaria capacidad de reacción de la naturaleza: mejoró la calidad del agua de ríos y océanos, disminuyó la contaminación, los animales se acercaron a las ciudades… Por otro lado, el aislamiento y la falta de contacto físico entre las personas ha provocado un aumento llamativo de la enfermedad mental. Sin afectividad, sin relaciones humanas de calidad, las personas enfermamos.
Eso nos llevó en Jesuitinas Bilbao a incorporar hace un par de cursos, junto al plan de contingencia frente a la COVID-19 un plan de Educación Emocional que nos ayudase a reducir el impacto de las restricciones y nos diera herramientas para fortalecernos frente a una situación tan adversa y angustiosa. Con la formación en el programa de Vinculación Emocional Consciente (VEC) y el asesoramiento especializado de Emotional Network, hemos podido además de dotar de herramienta de prevención del estrés y de gestión emocional al personal del centro, incorporar el programa a la Acción Tutorial y llevarlo a cabo con los alumnos y alumnas y con las familias.
Pero seguíamos sin tener resuelta la pregunta de qué hacemos con el planeta. ¿Cómo podemos contribuir a disminuir las desigualdades, frenar el cambio climático, combatir el hambre y las injusticias?
Con un planteamiento que va más allá de la problemática sobre el cambio climático y que realiza un cuestionamiento profundo sobre la manera en la que el ser humano habita el planeta, en el Colegio Jesuitinas Bilbao no quisimos únicamente sensibilizar sobre la Agenda 2030 y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Es por ello que llevamos unos cursos desarrollando acciones reales enfocadas a provocar un cambio visible en nuestro entorno más cercano.
El compromiso con la ecología integral nos llevó a querer incluir en el currículum los ODS, de tal manera que la Agenda 2030 estuviese presente en el día a día del colegio. De la mano de ODS Certificado, entidad avalada por el Instituto de las Naciones Unidas para la Formación y Desarrollo del Liderazgo (CIFAL Málaga – Unitar) hemos realizado todo un proceso para implementar la cultura del desarrollo sostenible como pilar fundamental para que los jóvenes participen en la creación de un mundo mejor.
Tras diagnosticar la situación del colegio con respecto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y a la formación del profesorado, se implementó un plan estratégico para incorporar los ODS en el centro. Cada profesor incorporó los ODS en al menos 3 unidades didácticas de su asignatura, se realizó un proyecto interdisciplinar ODS por etapa, y se programó un proyecto experiencial en el que participó todo el centro.
Para liderar este desafío creamos un equipo de 6 personas que junto a la coordinación con el claustro y el acompañamiento de los 24 ecodelegados han hecho posible que el pasado 14 de junio nos convirtiésemos en uno de los primeros centros del mundo en estar acreditados por la ONU como colegio de cultura ODS.
El reto ha sido pasar de conocer la Agenda 2030 y los problemas que plantean los ODS a pensar, sentir y hacer, para llevar a cabo acciones concretas que lleguen a ser compromisos. Proyectos como “Bilboko Babesa” “Plástico 0”, “Los pulmones del mundo”, “La comida no se tira” o “Greenpower Jesuitinas”, son ejemplos de la implicación de la comunidad educativa por el cambio.
En Jesuitinas hacemos nuestra la frase de Eduardo Galeano: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”. ¿Te quieres unir al cambio? Piensa, siente, haz.
Josune Extremiana
Directora del Colegio Jesuitinas Bilbao