Un alumno con discapacidad intelectual se enteró de que unos señores, desde la visión privilegiada que otorgan los despachos, habían decido el mejor futuro para la vida de miles de discapacitados. Y con asombro dijo: “Van a cerrar mi colegio”.
Unos padres se dieron cuenta de hasta donde abarcaba esa propuesta, y con indignación dijeron: “Van a arruinar la vida de mi hijo, le van a sacar de un centro de Educación Especial, que está especializado en niños como el mío, para abandonarle en un colegio ordinario donde no sabrán atenderle, donde dependiendo del profesorado que le toque tendrá una atención u otra”.Sigue leyendo