A menudo nos sobresaltan las noticias en prensa o televisión de hechos e historias que nos llegan a través de conocidos relativos a ciberataques, robo de datos, encriptación de archivos o servidores, etc. siempre centrados en grandes grupos financieros, empresas multinacionales e incluso administraciones públicas como ayuntamientos (el de Sevilla sufrió un grave ataque el pasado septiembre de 2023, tras el cual decidió ampliar de 0€ a 1.000.000€ la partida de seguridad informática). Con esta imagen de los medios que rodea a los ciberataques incurrimos en dos errores a la hora de concebir la ciberseguridad como son, primero, pensar que tras un ciberataque hay un ciberdelincuente; y, segundo, creer que solo son objetivo de los ciberdelincuentes las grandes corporaciones y empresas.
LOS LÍMITES AL HORIZONTE…
En este mes de agosto he tenido la suerte de poder contemplar durante horas el mar en sus muchas variantes.
En la playa de Malgrat de Mar, mi lugar en el mundo, he podido crecer observando esa línea de horizonte de izquierda a derecha, sin nada que impida o entorpezca esa finitud. Se dice que la gente de mar tenemos facilidad para soñar y reflexionar porque venimos de generaciones que se han imaginado qué habría más allá de esa línea. Quizá esa imaginación, acompañada por un chin de inconformismo y también de necesidad, ha hecho que quisiéramos desanclar barcos, desplegar velas, ir mar adentro, buscar otras tierras, conocer gente y abrirnos a otras culturas.
8 DE SEPTIEMBRE, DÍA DEL COOPERANTE
¿Cómo es el día a día en la vida del cooperante? Pues para contestar a esta pregunta con precisión deberíamos conocer el contexto de cada uno de los más de 2.700 españoles cooperantes (según AECID) que viven desplazados por el mundo. Pero el vivir lejos de tu lugar de procedencia, lejos de tus familiares y seres queridos, muchas veces en condiciones sociales, económicas, climáticas y/o de seguridad extremas o muy deficientes, hace que el día sea ante todo impredecible, en muchos casos agotador pero a la vez emocionante y gratificante.
Reencuentros que transforman
A pesar del creciente individualismo, de la invasión de dispositivos que nos aíslan, de la dictadura de lo superficial bajo el disfraz de empatía y resiliencia, sabemos que nos necesitamos los unos a los otros. El comienzo del curso escolar es una prueba de ello: recuerdo con cariño cómo en mi infancia ansiaba volver al colegio para reencontrarme con mis amigos. Gracias a mis sobrinas, veo que ese deseo no era solo mío ni exclusivo de aquella época. Con el paso de las semanas, ese deseo se orientaba a las excursiones, los días sin clase y las vacaciones, pero incluso en esos pequeños intervalos, volvía a surgir el anhelo de encontrarse con el otro.