«Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era una soledad caótica y las tinieblas cubrían el abismo, mientras el espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas”. Gn 1, 1-2
Muchos de los que estáis leyendo estas líneas no habéis terminado de cerrar un curso escolar y ya habéis tenido que reiniciar otro marcado por los escenarios, las distancias de seguridad, el personal vulnerable, los grupos estables de convivencia, promesas infinitas de espacios y docentes extra, horarios sin cerrar a estas alturas de septiembre, medición de temperaturas, lavar las manos, perder PT, AL, refuerzos, aulas enlace… La verdad es que no nos imaginamos a un Jesús lanzando a lo lejos hidrogel a la hemorroísa, midiendo la casa de Zaqueo por si cumplía las medidas de seguridad o repartiendo termómetros a los discípulos diciendo: tomadles vosotros la temperatura y si podéis hacedles llegar un tupper para que coman todos.Sigue leyendo