Durante algún tiempo oí hablar maravillas de un conferenciante. Son muchos los espacios en los que participa y a los que acuden muchas personas; la tónica general es que a todos les encanta. En una ocasión me encontraba presente en uno de esos espacios del cual salí bastante decepcionada: me pareció aburrido, poco claro y disperso. No obstante, me guardé bien de comentar mis impresiones con ninguno de los presentes, al menos en el momento. Compartiendo un tiempo después esas impresiones con otra persona, ésta coincidía conmigo: “Sí, no tenía su mejor día. A mí tampoco me gustó nada”.Sigue leyendo
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Como gran admirador de Sherlock Holmes, en todas sus versiones, libros, dibujos (desde que era muy pequeño), películas o series siempre he envidiado su capacidad de observación y deducción. A menudo intento adivinar la situación de la persona que se sienta a mi lado en el metro, autobús o en la sala de espera del médico. ¿De dónde viene? ¿A qué se dedica?… No lo he conseguido.Sigue leyendo