Todavía recuerdo el día en que me abrí la cuenta de Twitter. Estaba perdido, nervioso. Nos reunimos en la antigua Sala de Juntas de Escuelas Católicas y entre todos fuimos viendo el proceso para crear nuestras primeras cuentas en redes sociales. Parecía que había entrado en el hiperespacio, tenía ilusión pero muchos miedos… Creí que desde ese momento toda mi vida sería pública y que podría ser un influencer, aunque entonces todavía no se había inventado ni la palabra, ni la figura. No había muchas redes, apenas dos… Hoy el panorama ha cambiado un poco… Hasta tienen un “Día Mundial” para reflexionar sobre su impacto en nuestras vidas, el 30 de junio. 

En mi perfil rezaba: padre novato tuiteando un rato… y es que era así. Acaba de ser padre y era novato en las dos cosas. Sigo siendo padre novato (creo que nunca dejaré de serlo) a pesar de que han pasado muchos años. Tantos, que hace unos días estuve ayudando a mi hija a configurar también sus primeras cuentas en redes sociales. No es fácil explicar a una adolescente la responsabilidad que supone tener un perfil en una red social… Y no solo por los peligros que pueda encontrarse, sino porque a partir de ese momento empieza su vida digital pública y todo lo que haga y diga quedará ligado a ella para siempre. Si me permites un pequeño #consejo #tip #truco #hack, acompañar a tus hijos en la configuración y privacidad de sus perfiles puede ayudar a que entiendan esa responsabilidad o al menos es mi #POV (aunque en realidad mi hija me acaba de decir que estoy utilizando mal esta expresión por hacerme el moderno). Si te haces un poco de lío, haz como yo, sigue los consejos de El libro definitivo de redes sociales de Laura Davara y listo. Fácil y para toda la familia ;).

Sigo siendo novato también en redes sociales. A pesar de que han pasado muchos años y que el número de redes sociales que tengo ha crecido, sigo aprendiendo cada día su lenguaje (hemos superado el RT y hay que aprender nuevas expresiones ASAP), su funcionamiento, sus algoritmos, etc. entre otras cosas porque si algo define a las redes sociales es su capacidad de cambio constante. 

Y no he conseguido ser influencer ni mucho menos. El otro día ví un reto que consistía en preguntar a ChatGPT qué sabía de uno mismo y lo hice… La respuesta fue: “No tengo información específica sobre una figura pública o persona notable llamada Alberto Mayoral en mi base de datos”. Dándole más pistas ha localizado a un político, a un economista y finalmente a mí. Está claro que no he calado en el mundo de las redes sociales. 

A pesar de mi inexperiencia y falta de trascendencia digital, y a pesar de los “peligros” que entrañan las redes (no distintos a cualquier otra herramienta digital), soy un convencido de su poder comunicativo, de su carácter social y de su capacidad de hacer red, de aumentar tus contactos y, por qué no, también amigos. He conocido gente en redes sociales que hoy son grandes amigos y compañeros. He podido contactar a través de redes sociales con perfiles muy, muy interesantes (mucho más que el mío, ya lo dice ChatGPT) de los que he aprendido mucho y espero seguir haciéndolo. 

Redes, que lugares tan gratos para conversar

Cuando empecé a dar formación sobre redes sociales comenzaba diciendo que para mí, las redes sociales eran como un bar. Son un lugar donde se reúne gente, donde conoces personas interesantes, donde se habla de cosas que te gustan (¡Ay, los corazones de las redes!), que se ponen de moda y se llenan tan pronto como dejan de estarlo y se cierran, que cambian de nombre (todavía no nos acostumbramos a X) o de dueño (la que has liado, Elon), que se renuevan porque sus clientes cambian o se especializan en un tipo de clientes (para los más y los menos jóvenes) o de música. Son lugares en los que se habla de tí aunque no estés y en los que pasan cosas que pueden afectar a tu vida. Las redes sociales son tan reales como los bares. Y en España somos muy de bares, por eso, el último estudio sobre redes sociales del IAB de este año 2024 incorpora cada vez más bares, perdón, redes sociales, y nos dice que ya el 86% de los internautas de 12 a 74 años (este arco es cada vez más amplio) utilizan redes sociales en su día a día. Unos 30 millones de individuos en España. 

Redes con educación y educación con redes

Hoy, cualquier centro o institución tiene perfiles en redes sociales. Cada vez más perfiles y en más redes sociales. Ya no hace falta que repitamos desde Escuelas Católicas “Tienes que estar en redes”. La conciencia de la importancia de las redes como canales de comunicación tanto interna como externa (esto ya lo debatimos en otro momento) para crear contenidos, para informar, para lograr un mejor posicionamiento, para controlar la reputación y la huella digital de la institución, es cada vez mayor. 

Las redes sociales son además herramientas educativas. Plataformas como YouTube se han convertido en un apoyo para el alumno y un repositorio de contenidos de interés en el aula para fomentar la participación en clase y el pensamiento crítico (debates, búsqueda de información e imágenes, vídeos en directo, radio escolar, aprendizaje de idiomas, tableros y proyectos colaborativos, equipos de trabajo, etc.).

Detrás de cada perfil hay una persona (aunque en la era de la IA ya no me atrevo a decir esto muy alto) y por eso nuestra comunicación a través de redes sociales debería ser igual que si habláramos de tú a tú. No digas nada que no dirías en persona, ni hables con un lenguaje que no utilizarías en una conversación, no compartas nada que no contarías a tu familia o a tus vecinos y respeta las opiniones como lo harías en una reunión familiar, de trabajo o en un bar. Utiliza las redes como un medio para acercarte a las personas, porque de eso se trata. Y celebra el Día Mundial de las Redes Sociales mencionando a aquellas personas que has conocido a través de las redes, de las que has aprendido, con las que has compartido y, si las tienes al lado, y estáis en un bar, mejor que mejor. Tómate algo con ellas. 

Alberto Mayoral
@albertomayoral