A los pocos minutos de crear la cuenta de Instagram @aprendiendocondavara, tras subir el primer post y decirle a mis amigos que la siguieran, me encuentro con un WhatsApp en el que una amiga me agradece la información y me dice que, al hacer lo que decía el post, se había encontrado que varias de las fotos que tenía subidas en su perfil de Instagram, en las que salían su hija y ella, estaban en una web turca.
Ahora viene la pregunta del millón: ¿qué venía en ese primer post? Claro y sencillo: “Haz egosurfing”. Bajo este anglicismo se conoce la práctica de buscarte a ti mismo en Internet. Y cuando digo en Internet no me refiero solo al “omnipotente y omnisciente” Google -que, por supuesto, también- sino a buscarte además en los buscadores de las principales redes sociales porque, en muchas ocasiones, no está indexado en Google y, por tanto, no aparece.
Este fue el post que dio lugar al comentario sobre las fotos de la web turca. Hemos creado @aprendiendocondavara en Instagram precisamente para ayudar a adultos y niños sobre el uso de Internet y de las RR.SS.
La razón de ser de esta práctica dista mucho del “egocentrismo” o de la “búsqueda de alabanza” que otros usuarios hayan podido hacer de nosotros por nuestro buen trabajo, por poner un ejemplo. La razón de ser de que el “egosurfing” se convierta en un acto que ejecutemos con cierta frecuencia radica en la importancia de saber qué se dice de nosotros -o de los menores que tengamos a cargo- en Internet para poder actuar en caso de que se haya producido alguna de las siguientes situaciones: la información que esté asociada a nuestro nombre sea falsa, se haya incluido en webs o perfiles de terceros imágenes y vídeos nuestros, aparezca nuestro nombre asociado a cuentas en redes sociales de las que no somos titulares, se hayan creado grupos o páginas con injurias y calumnias hacia nuestra persona en su propia denominación o dentro de su contenido, por poner solo algunos ejemplos. Y es que el primer paso para solucionar un problema es identificarlo.
En el caso de mi amiga con el que comenzaba este post, al introducir su nombre, se dio cuenta de que una web turca había accedido a su perfil de Instagram y había cogido algunas fotos en las que salía ella con su hija. Voy a tratar de adelantarme a la pregunta que te estás haciendo: sí, hay solución. Puedes ejercitar un derecho de supresión, el derecho al olvido y, en último caso, acudir a la Agencia Española de Protección de Datos o a la vía judicial. No es este el objeto del presente post, pero no quería dejar al lector con la miel en los labios.
Pero volviendo al egosurfing, en mi opinión, es fundamental que lo lleven a cabo tanto los mayores como los menores de edad. En este sentido, es imprescindible que los mayores sean conscientes de la necesidad de hacerlo -y de hacerlo con frecuencia- y se lo transmitan así a los menores.
Y es que, los mayores -seguro que más conscientes de que situaciones como las que he planteado en este post pueden ocurrir- debemos enseñar a los menores la importancia de buscarse a sí mismos en Internet y en las redes sociales -tanto por su nombre completo como por su nombre de usuario en la Red o por su apodo entre sus amigos- y, en caso de que vean algo que les haga daño, transmitirles la necesidad de que nos lo comuniquen -a nosotros a otro mayor de referencia-.
Para ello, debemos transmitirles tres ideas fundamentales:
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- El anonimato en Internet no existe, aunque lo parezca en ocasiones porque, a priori “no sepan” quién les está insultando o suplantando la identidad.
- La impunidad en Internet tampoco existe. Existe una normativa y hay que cumplirla.
- Hay muchas soluciones que se pueden intentar para poner fin -o, al menos, mitigar- el daño que se les está causando.
En el caso de los adultos, creo que debemos hacerlo tanto respecto de nuestros hijos como respecto de nuestros alumnos, sobre todo de aquellos que creamos -o tengamos certeza- que están pasando por una situación difícil en el colegio, siendo víctimas de burlas y rechazos. Está en nuestra mano conocer qué les está pasando y ayudarles.
No dejes de hacer egosurfing… no resolverá todos tus problemas, pero seguramente mitigue algunos y ayude a prevenir el impacto de otros. Porque, sí, también las fotos de tus hijos pueden estar en una web turca. ¡Ojalá no, pero ve a comprobarlo!
Laura Davara
Instagram: @aprendiendocondavara
Twitter: @DavaraAsesores y @lauradavara