Desde que nuestra empresa se creó, allá por 1981, no sabíamos si esta aventura llegaría a cuajar, o lograríamos hacernos un buen nombre propio en nuestro sector.
Como todos los comienzos, el nuestro fue difícil y con muchas incertidumbres, incluyendo nuestro propio nombre, que empezó con la intención de hacer un guiño al deporte, ya que nuestra ropa era básicamente deportiva.
Quisimos llamarnos Yarda, unidad de medida asociada a deportes como el fútbol americano o el rugby inglés.
Nos parecía un nombre genial para una marca de ropa deportiva con la que nos queríamos comer el mundo, eso sí, empezando por Madrid. Cuál fue nuestra sorpresa al querer registrar la marca, que no nos la aceptaron por ser una unidad de medida. ¡Menudo jarro de agua fría!
Pasado el disgusto, optamos por el pragmatismo y pensamos que, para conseguir nuestros objetivos de hacernos con un buen nombre, lo que necesitábamos era un nombre sencillo, fácil de recordar y que sonara bien, así que de Yarda pasamos a Yadra, con un simple cambio de orden en una letra. De nuevo nos topamos con la negativa del registro de marcas, ya que nuestro nombre se parecía a una conocida marca de figuras de porcelana.
Por aquel entonces en España vivíamos una época de cambios, modernización y puesta al día, y si obviamos el intento de golpe de estado, en 1981 se hablaba mucho de la llegada del primer McDonald’s a España. Aquello fue algo que caló muy hondo en nuestras mentes, porque la llegada de la marca americana suponía un símbolo de modernización.
Así que tomamos nota de ello, y añadimos al principio de nuestro nombre Yadra las letras Mc, con lo cual nos parecía que la marca sonaba mucho mejor: “Mc Yadra”. Ahora sí, a la tercera va la vencida y conseguimos el registro de la marca.
43 años después, esta anécdota nos trae muchos recuerdos y nostalgia, pero sobre todo nos hace reflexionar sobre lo que es realmente forjarse un nombre propio en el mundo empresarial.
Conseguir estar donde estamos hoy, hacerse un nombre en el sector, perdurar tantos años afrontando y sobreviviendo a varias crisis económicas, a la incertidumbre del mercado y a una pandemia, no es fruto de tener un nombre comercial que suene bien. En realidad, nada hubiese cambiado si hubiéramos elegido cualquier otro nombre.
El SER lo que somos hoy, nuestra ESENCIA y nuestro NOMBRE PROPIO es fruto de la cualificación de nuestro personal, de la preocupación por adaptarnos al mercado y a las necesidades de los colegios, de la constancia, de las buenas prácticas, de nuestra digitalización para adaptarnos a la venta “on-line”, de la implantación de certificaciones de Calidad, Medio Ambiente y Responsabilidad Social, y de querer SER una empresa honesta, solidaria, comprometida con la sociedad y con el Deporte Escolar.
Nuestra trayectoria es la que ha forjado nuestro nombre, nuestro esfuerzo nos ha proporcionado nuestros clientes, y nuestra VISIÓN DE FUTURO es la que nos hace ser una empresa innovadora, ya sea en nuestros uniformes o en nuestros servicios de valor añadido. Y así queremos que siga siendo.
Nos gustaría que nuestros clientes, cuando piensen en Mc Yadra, vean más allá de un nombre, y aprecien todo lo que hay detrás de esa marca: su esencia, sus valores, su esfuerzo y su disponibilidad para afrontar cualquier proyecto.
Pepe Balmaseda
Director general de McYadra
McYadra es patrocinador del XVII Congreso de Escuelas Católicas