Hace un par de semanas se estrenó la segunda temporada de 33 El Musical, un espectáculo que ha conseguido hacernos disfrutar de la música y de su puesta en escena. A algunos les ha removido un viejo interés (tal vez un viejo amor) que quedó olvidado, otros se han sentido bien ante una historia perfectamente conocida en la que a pesar de que lo pasan realmente mal al final ganan los buenos, y también ha habido quienes han descubierto una imagen de Jesús distinta, casi provocadora, pero terriblemente seductora.
A los que nos dedicamos a la actividad pastoral, 33 nos puede dar una serie de lecciones. Sabemos que “no es oro todo lo que reluce”, pero compartimos el objetivo de encontrar razones para seguir remando, para no bajar los brazos, de invitar a la mayor de las aventuras a las que los niños, los jóvenes, las familias y cada uno de nosotros nos podemos apuntar.
Actualizar nuestros lenguajes
Nos suele costar pensar en formas y proyectos nuevos, nos cuesta preguntar a otros qué hacen y si están satisfechos con el resultado que están recogiendo. Frecuentemente proponemos lo mismo que funcionó con nosotros sin atender a que el mundo no es aquel en el que crecimos. Internet, las redes sociales, la fragilidad de la familia tradicional, la falta de estabilidad laboral, la falta de confianza en el futuro, la secularización… un mundo en el que la forma de evangelizar tiene que ser necesariamente distinta. Es fundamental repensar cómo tenemos que llevar el mensaje en la época de Instagram, de Netflix, de los memes, de Gran Hermano, Rubius, Auronplay, El Cejas, el trap y el reguetón.
Tuve la oportunidad de acompañar al Musical a casi 500 adolescentes y vi sus reacciones en sus ojos y en sus comentarios. Desde los “qué guapo Jesús, qué guapo Santiago, qué guapo ese apóstol que no me acuerdo de quién es pero que es guapísimo”, qué bien cantan, qué bonito… hasta chavales habitualmente apáticos, incluso contrarios a cualquier cuestión religiosa, que desde la distancia se señalaban con el índice el corazón diciendo “me ha tocado, me ha tocado”. Toño con el Musical ha creado un “arma de evangelización masiva”.
Miedo, ¿a qué?
Cuántas veces nos falta pensar a lo grande, cuántas veces nos falta arrojo para plantear un plan por miedo a las dificultades que puedan surgir. 33 El Musical ha sido un éxito porque han soñado a lo grande, en primer lugar su autor, Toño Casado, quien ha creído en el proyecto más que nadie y se ha dejado la vida en él. También han pensado a lo grande el resto del equipo: los productores, los actores, los músicos… Han dado el difícil salto de una obra que podía haber quedado en las tablas de los salones de actos de parroquias y colegios a codearse con los musicales de mayor repercusión mediática de nuestro país. Tiene mucho mérito y es otra buena enseñanza.
Equilibrios
En el Musical hemos encontrado un delicioso equilibrio entre el mensaje de un Jesús, que es plenamente amor, acompañado de una música y una escenografía sobresalientes. El mensaje es claro, con frecuencia se escucha que la religión que trae Jesús es la religión del amor, ni más ni menos, y consigue enviar el mensaje de forma fresca, natural, incluso con buenas dosis de humor.
No se nos debe olvidar que llevamos entre manos el mejor mensaje de todos. El mensaje que puede hacer que la vida de las personas sea plena, intensa… Formas adecuadas para un mensaje que la humanidad necesita más que nunca.
Muchas, muchas sorpresas
Proponer el mensaje de Jesús como estilo y razón de vida no siempre va a ser fácil. Vamos a toparnos con personas que no lo entiendan, que se burlen, que lo rechacen, personas que intenten aprovecharse de nuestro trabajo, personas que nos decepcionen, que falten a la confianza que habíamos puesto en ellos, momentos de dudas, de desánimo… Para ello tenemos que estar preparados y convencidos de que la tarea que llevamos entre manos es la más apasionante de todas, una tarea que no es nuestra, que nos trasciende y que tenemos que conseguir no estropear.
Esperar el momento adecuado o simplemente esperar
Toño ha esperado para estrenar el Musical 10 años, y 10 años en la época del doble tick azul de Whatsapp y de los likes inmediatos, es casi una eternidad. ¡Cuántas veces nos puede la inmediatez! ¿Cuántos chicos de Bachillerato van a la convivencia? ¿Cuántos profesores participan en el voluntariado? ¿En qué se van a comprometer los chicos este curso?
Los tiempos de cada uno son precisamente los tiempos de cada uno y no por intentar correr vamos a llegar antes ni mejor. Contamos con un Dios cuyos tiempos no son los nuestros, que llama e invita por caminos personales e incontrolables… y por eso nos toca esperar. Es posible que en la espera nos sorprenda la respuesta libre, comprometida y convencida, la respuesta personal y generosa.
Jesús en el centro
Es sin duda el mensaje más potente de todos. En el centro, Jesús. Un Jesús que vino a amar a todos, pero en especial a los excluidos, y a quien por amar a todos y por proclamar que la salvación es para todos, sufrió el enfrentamiento con las autoridades y la cruz, la cruz, ni más ni menos. Un Jesús amable, amoroso, alegre, simpático, divertido, irónico, valiente, atractivo… Un Jesús que tiene claro que viene a traer el mensaje del amor y servicio, que no cede a las tentaciones. Un Jesús profundamente humano sin renunciar a su parte divina. Un Jesús que reconoce que “el Espíritu de Dios está dentro de mí”, pero que rechaza el espectáculo por el espectáculo. Un Jesús que busca la lenta conversión del corazón.
¿Tenemos claro que en el centro de nuestra actividad tiene que estar Jesús y que tenemos la obligación de ponerle en su sitio y de dedicarle el tiempo necesario? ¿No nos perdemos con frecuencia en el activismo, en sacar adelante actividades para contarlas, para que se sepa lo que hacemos porque no nos sabemos vender y otros se venden mejor que nosotros? ¿No nos olvidamos de que el que nos convoca tiene una visión del mundo, de la historia y de la humanidad que difícilmente va a coincidir con la nuestra?
La quinta canción del Musical nos recuerda que “Dios es brisa, no es un trueno que se imponga con un rayo sin dudar”. Ojalá seamos capaces de crear espacios y tiempos en los que reine la brisa, en los que el Dios del amor encuentre ejemplos, miradas, músicas y bailes que nos remuevan del asiento, que nos arranquen alguna carcajada, alguna lagrimilla y nos ayuden a actualizar un mensaje apasionante. El mensaje que nos recuerda 33.
Toño gracias por crearlo y compartirlo.
Carlos Doncel Fuentes
Profesor del Colegio Asunción Cuestablanca de Madrid