En su Misión de la Universidad (1930) José Ortega y Gasset establece como función de la universidad “la transmisión de la cultura de cada tiempo” y “hacer del hombre medio un buen profesional”. Cultura como “sistema vital de ideas sobre el mundo y el hombre en cada tiempo”.
¿Es la actual universidad una pura transmisora de conocimiento y no de un “sistema vital de ideas”? Ser universitario es mucho más que ir a clase, tomar apuntes, estudiar, aprobar y obtener un título. Es ser una persona libre, responsable, proactiva, con espíritu sólido, con una visión amplia y abierta al mundo, que acepta la diversidad, capaz de elaborar un discurso propio, dialogante, respetuosa, interesada, crítica y comprometida con el mundo en que vive, para mejorarlo y cambiarlo, apasionada por aprender y formarse integralmente. La universidad es docencia e investigación, pero irrenunciablemente es formación.
¿Están formando nuestras universidades a ese universitario? o ¿se parecería más a ese “nuevo bárbaro” más tecnificado y especialista pero más “inculto” que nunca? La universidad actual encuentra graves dificultades para cumplir esa aspiración.
La crisis sanitaria dela COVID-19 agrava más aun estas dificultades, ya que dificulta la relación personal y humana, el trabajo en equipo, la relación docente-discente, el contacto humano tan necesario para la transmisión no solo de conocimiento, sino de valores. La utilización de las tecnologías (clases on-line) facilita la trasmisión del conocimiento a distancia, pero en ningún caso suple la relación humana necesaria para la formación y crecimiento personal.
¿Forma la universidad los “profesionales” que demanda la sociedad? La Universidad podría no estar formando bien en estos valores y esas competencias transversales (habilidades de trabajo en equipo, comunicación, dirección, gestión de conflictos y cambio, dilemas éticos, etc.).
Es aquí donde los Colegios Mayores Universitarios (CMUs) pueden complementar la formación recibida en las aulas y contribuir a la formación de los universitarios. La legislación actual define los CMUs como “centros universitarios que, integrados en la universidad, proporcionan residencia a los estudiantes y promueven su formación integral, al servicio de la comunidad universitaria y de la sociedad. Promueven, así mismo, el sentido comunitario de la convivencia en orden a su formación integral: humana, cívica, social y ética”. Los Colegios Mayores Universitarios no tienen ánimo de lucro.
Aparecería así una cuádruple función de los CMUs en su misión dentro de la universidad de la que forman parte: formación de ciudadanos, formación integral de universitarios, formación de capacidades para el mundo profesional y función social.
Los Colegios Mayores Universitarios son escuelas de ciudadanía y comunidades de aprendizaje donde los colegiales viven en comunidad, aprenden valores democráticos universales, cívicos y éticos, principios de libertad, participación, igualdad, solidaridad, respeto, aceptación de la diversidad y tolerancia, diálogo y compromiso, y avanzan en su crecimiento personal y emocional.
Los Colegios Mayores Universitarios acercan la cultura, las artes y el deporte a los estudiantes, ofreciendo una formación integral (científica, académica, cultural, deportiva, humana, ética y social), independientemente de sus estudios académicos, siendo focos de cultura dentro del campus.
Los Colegios Mayores Universitarios forman en competencias transversales que muchas veces los grados actuales no aportan. Labores de organización, representación y resolución de conflictos permiten adquirir muchas de esas competencias.
Los Colegios Mayores Universitarios, en muchas ocasiones, son auténticos ascensores sociales. Son entidades sin ánimo de lucro, que reinvierten sus remanentes en sus proyectos educativos. Ofrecen becas permitiendo el acceso a una universidad de la máxima calidad independientemente de los niveles de renta y lugar de procedencia.
La actual crisis sanitaria ha puesto de manifiesto la necesidad de mantener entornos donde los estudiantes puedan seguir creciendo como personas y ciudadanos, más allá de la adquisición de conocimientos en el aula (de manera presencial u on-line). La labor de los 150 CMUs ha permitido que más de 20 mil estudiantes continúen con una experiencia universitaria plena, incluso en ausencia de clases presenciales.
La aparición de otro tipo de soluciones residenciales, que nada tiene que ver con la educación y la universidad, operados, en muchas ocasiones, por multinacionales inmobiliarias, con fines exclusivamente económicos ha generado confusión y distorsión. La falta de una regulación clara contribuye a esta confusión y distorsión, y permite un uso inadecuado del término de Colegio Mayor Universitario por parte de operadores con ánimo de lucro y sin ningún fin educativo. Son necesarios cambios legislativos y cooperación por parte de las autoridades (Ministerio de Universidades, CRUE, Rectorados y agentes políticos) que clarifiquen esta situación.
La relevancia de la función de los Colegios Mayores Universitarios, como institución educativa al servicio de la Universidad y de la sociedad, está fuera de toda duda y, si cabe aún más, se convierte en un modelo singular de convivencia y formación especialmente adaptada a las demandas, necesidades y condiciones de nuestra sociedad y Universidad actuales. Apoyémosles en el cumplimiento de esta misión tan fundamental.
Juan Muñoz Martín
Presidente del Consejo de Colegios Mayores Universitarios de España
Director del Colegio Mayor Universitario Chaminade