Ahora que ha terminado el curso, me siento como si hubiese terminado de subir una gran montaña, cansada, nerviosa, con alguna herida, ansiosa por ver el resultado… ¿qué se verá al llegar a la cima? Esto creo que vale para todos. Padres con hijos que han vivido un curso lleno de madrugones, prisas, viajes al cole, al trabajo, a las extraescolares, a comprar, deberes, cenas, etc. Profesores que preparan sus asignaturas, decoran sus clases, viven las fiestas del cole, elaboran y corrigen exámenes, luchan a diario por explicar y conseguir que sus alumnos  les entiendan, juntas de evaluación, etc. Equipos directivos que pasan horas y horas de reuniones programando, tratando de liderar y poner a sus equipos en marcha, con la lucha permanente de las mil y una circunstancias que surgen en los colegios… Así es  el día a día de miles de personas… vemos cómo pasan las semanas unas tras otras, sin  darnos cuenta, sin poder descansar los fines de semana, (¿son de dos días o de dos horas?) y así… cuando queremos darnos cuenta, ha pasado un curso más. Miramos atrás y parece que ha sido un viaje largo que a la vez ha pasado fugaz por nuestras vidas, sin opción a disfrutarlo, sólo vivirlo. ¿Qué hay al final de la subida? Para unos, aprobados, para otros, más trabajo para el verano; Todos a preparar nuevamente el curso… ¿Ha merecido la pena el esfuerzo? Yo creo que el esfuerzo sí, pero las prisas, la ansiedad, el estrés con lo que vivimos la subida, NO.

De aquí el título de mi post. Tenemos que pararnos y disfrutar el momento. Llevamos una vida que consiste en hacer una cosa, para terminarla y comenzar otra, y así nos pasamos el día a día, sin disfrutar de lo que hacemos, y lo que es peor, sin disfrutar de las personas que tenemos a nuestro alrededor. Disfrutar más de nuestros hijos, pero disfrutar de verdad, con tranquilidad, viviendo el momento, sin hacer grandes cosas, solo compartiendo ese tiempo en común. El tiempo pasa muy deprisa, y ellos crecen y se hacen mayores, y es cuando nos damos cuenta de que no hemos disfrutado lo suficiente… Disfrutar con nuestras parejas, sin tener que estar hablando de preocupaciones, problemas, trabajo… ¡Con los amigos! Esos a los que por falta de tiempo hace tanto que no vemos, aunque “whasapeemos” chistes y fotos. Y lo que es más importante, poder ofrecernos a los demás, estar bien con nosotros mismos, cuidarnos, darnos un tiempo propio… ¿qué difícil verdad?

Espero que este verano sirva para madurar e interiorizar todo esto en mi cabeza, y para conseguir que el próximo curso sea capaz de vivir con más tranquilidad y serenidad mi vida, que solo es una, ya que no soy un gato, aunque sí gata, ja ja… y lo que es más importante, que con esta actitud ayude a los demás a que cada día sea un momento para compartir. Es el legado que quisiera dejar a mis hijas. Enseñarles a vivir una vida intensa, sabiendo medir el tiempo, pero no realizando sprints extenuantes, sino al modo de una carrera de fondo, que te permita llegar a la meta sin perderse lo verdaderamente importante, que es lo vivido en el camino.

Paloma Ramos
@pramos_p