¿Cómo es el día a día en la vida del cooperante? Pues para contestar a esta pregunta con precisión deberíamos conocer el contexto de cada uno de los más de 2.700 españoles cooperantes (según AECID) que viven desplazados por el mundo. Pero el vivir lejos de tu lugar de procedencia, lejos de tus familiares y seres queridos, muchas veces en condiciones sociales, económicas, climáticas y/o de seguridad extremas o muy deficientes, hace que el día sea ante todo impredecible, en muchos casos agotador pero a la vez emocionante y gratificante. 

No me equivoco si asiento al decir que a todos los cooperantes, tanto en el área de Desarrollo Humanitario como en el de Acción Humanitaria, nos une una motivación: ayudar a los más vulnerables a tener una vida más digna y conseguir que el mundo sea más justo.

Pero, ¿tiene que haber algo más verdad? Si no, ¿cómo es posible que soportemos violaciones sistemáticas de los derechos humanos, carencia de necesidades básicas de la población más vulnerable, temperaturas extremas, catástrofes climáticas, enfermedades o guerras? Pues en mi opinión la piel de un cooperante está curtida con la experiencia del paso de los años en terreno, individuos con un espíritu valiente y un carácter a veces aventurero y frío, pero que avanza con determinación para que al final del día puedas descansar tranquilo sabiendo que has colaborado para conseguir mejorar la vida de las personas que te rodean.

En octubre de 2023 empezó mi travesía en Filipinas, un país hospitalario por naturaleza, con una cultura y tradiciones con herencia española que te hace sentir aún más cerca de sus gentes, personas siempre dispuestas a brindarte una sonrisa. Las islas Filipinas son un conjunto de más de 7.600 islas volcánicas llenas de bosques tropicales frondosos, y uno de los lugares con el mayor número de impacto de Tifones por año en el planeta. Un enclave de islas rodeadas por un océano Pacifico majestuoso, con una naturaleza tropical que te envuelve, te abraza y te atrapa. Pero también una naturaleza salvaje que ruge y en muchas ocasiones cruel con sus habitantes. 

Las veces que un cooperante sale a visitar los proyectos en terreno, es el momento en que puede ver materializado el trabajo técnico hecho en la oficina. Y en ese momento, en el que compartes las miradas de agradecimiento y las conversaciones gratificantes con la población más vulnerable, es cuando olvidas el esfuerzo y sacrificio realizado. 

En la costa este de Filipinas, concretamente en la provincia de Camarines sur, existen zonas con un elevado porcentaje de pobreza que acentúa aún más el ya por sí alto nivel de vulnerabilidad ante los efectos de catástrofes climáticas como inundaciones, deslizamiento de tierras, destrucción de hogares y medios de vida, provocadas por catástrofes climáticas como tifones, terremotos, tormentas tropicales, tsunamis… La gente construye casas como y donde puede, zonas inundables o pegadas al mar, con materiales endebles y frágiles. Viven en contacto directo con el medio ambiente, y lo sientes porque su vida y fuente de ingresos depende de él. Una mujer sale de su casa a las 5.30 de la mañana, la vida empieza con la luz solar, y lo primero que hace es mirar al cielo. ¿Lloverá, habrá Tifón? Pero sientes cómo a pesar de la inclemencia del tiempo, la precariedad de sus hogares, el duro trabajo en el campo o en el mar, la falta de libertades por el hecho de ser mujer, la falta de medios de protección social y de salud, con todo y más la vida continúa, y sacan no sé bien de donde, una sonrisa sincera de bienvenida.

Concretamente, la Fundación de Religiosos para la Salud (FRS), con el apoyo de AECID y Generalitat Valenciana, estamos implementando proyectos de Reducción de Riesgos ante Desastres Naturales con la mejora de centros de evacuación y actualización de planes de contingencia… y también un proyecto de empoderamiento social, económico y gobernanza de mujeres vulnerables gracias a la introducción de nuevos medios de vida resilientes ante el cambio climático.

Como coordinador de proyectos, gestiono los recursos disponibles para conseguir transformarlos de una manera responsable, eficaz y sostenible en una mejora de la calidad de la vida de las personas. En general, todos los cooperantes disponemos de un equipo técnico local bien preparado y comprometido, aspecto que por otro lado es fundamental para que se cumplan con éxito los objetivos, y como cooperante convivir con el equipo local es una experiencia de intercambio altamente enriquecedora. 

Alfonso Nuñez
Coordinador en Filipinas